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Homicidio de Nicolás Soto: En deliberación

Ya todo está dicho en el juicio por el homicidio de Nicolás Soto. Este lunes alegaron las partes y ahora es el turno del tribunal que cuenta con una semana para tomar una decisión, redactar su sentencia y darla a conocer en una audiencia fijada para el lunes 11. El imputado no volvió a hablar. El papá de Nico solo pidió que Dios y Nicolás iluminen a los magistrados para tomar una decisión certera.
Algo más de tres horas fue el tiempo empleado por las partes para dar a conocer al Tribunal la valoración que hicieron del relato de los testigos. Valoraciones tan distintas entre sí que cada parte logró calzar la suya en los límites del caso que se propusieron llevar a juicio. La verosimilitud de aquellas interpretaciones será sin lugar a dudas uno de los nudos gordianos a desentrañar por los Dres. José Colabelli, Anabel Rodríguez y Martín O’Connor.
El alegato de la Fiscalía estuvo a cargo de Fernanda Revori. La fiscal comenzó su relato haciendo referencia a las convenciones probatorias alcanzadas, es decir a los aspectos sobre los que no habrá discusión, entre ellos la autoría de la puñalada mortal en cabeza de Gonzalo Fabián Payalef.
Las preguntas que deberán responderse los jueces no serán entonces si el hecho se produjo en el lugar y con los protagonistas que describió la Fiscalía, ni si fue Payalef el autor, cuestiones a las que no solo se allanó la defensa sino que además fueron confesadas por el imputado en su declaración al final del juicio. Incluso tampoco es un tema de discusión si al momento de cometer el crimen tenía dominio sobre sí mismo debido al excesivo consumo de alcohol, ya que tampoco este aspecto fue controvertido. En este sentido el defensor Bruno Deias sostuvo que el consumo no le impidió saber lo que estaba haciendo, sino simplemente quitarle inhibiciones. El eje estará en si el imputado actuó con la deliberada intención de matar o si lo hizo bajo una causal de justificación como lo es la legítima defensa de un tercero. Y si los jueces compartieran con la Fiscalía que no se dieron las circunstancias de la legítima defensa, ni tampoco de un exceso en el ejercicio de esa defensa legítima, deberán dilucidar si se trató de un homicidio simple o agravado, como lo planteó la querella.
El mar de fondo
El desenlace de un adolescente muerto fue la consecuencia de una sucesión de problemas previos entre un adolescente que entonces tenía 15 años con otros adolescentes de la misma edad. El primero dijo en el juicio que siempre se sintió discriminado por un problema en sus pies y que a raíz de él Nico y sus amigos se burlaban y no le permitían integrarse. Los amigos de Nicolás dijeron que tenían problemas con él y no lo invitaban a jugar con ellos al fútbol porque era «bardero». Se informaron antecedentes de peleas protagonizadas entre este chico y otros del grupo de Nico. También surgió que el chico le tenía bronca a Nico porque era hijo de un «poli». En ese contexto se desencadenaron los hechos.
La reconstrucción a partir de los testimonios
La Fiscalía y la querella, a cargo de Daniel Sandoval, sostuvieron que el menor y Payalef fueron aquella noche a la casa de uno de los amigos de Nico en busca de pelea. Deias sostiene que fueron a hablar con los padres del chico, con un gesto de racionalidad buscando poner fin a los enfrentamientos.
Cuando el joven de la casa se entera que estaban ahí se armó junto a Nicolás y otro amigo para hacerles frente, enojado porque habían ido a molestar a sus padres. Al llegar se desencadenó la discusión. El padre del joven llevó hacia adentro a su hijo. Nicolás quedó a merced del menor que comenzó a golpearlo. Él retrocedió y respondió con golpes de puño. La Defensa sostiene que los que llegaron con actitud agresiva y detonaron la pelea fueros los jóvenes damnificados. Uno de los testigos sostuvo que en la pelea le pasaron a Nico la remera desde atrás sobre su cabeza, impidiendo que vea lo que pasaba y haciéndolo agacharse. Aprovechando la oportunidad el imputado le habría aplicado la puñalada. Este relato fue contrarrestado por la defensa, explicando que si Nicolás tenía puesto sobre la remera un buzo y una campera, resulta engorroso pensar en la posibilidad de la remera enroscándose sobre toda esa ropa para calzar en su cabeza. Para la querella esta situación está debidamente probada y completa el cuadro de indefensión que exige la ley para aplicar la comisión con alevosía. Sandoval sostuvo que Nicolás quedó solo al ser retirado su amigo hacia el interior del predio, que la sola talla de menor que lo atacó, frente a su contextura, lo dejaba en inferioridad de condiciones y que el aprovechamiento de todo este cuadro por parte de Payalef para aplicar la puñalada ineludiblemente cae en ese tipo penal agravado.
Tanto el imputado como el menor que lo acompañaba introdujeron en sus declaraciones que Nicolás estaba armado con un cuchillo y que con este atacó a su contrincante. Fueron los únicos que vieron el cuchillo en manos de Nico. Revori resaltó que ninguno de los testigos lo vio así, ni los que acompañaban a Nicolás, ni los adultos dueños de la casa frente a la que sucedieron los hechos, ni los vecinos que vieron llegar a los jóvenes al lugar. Aquel cuchillo apareció en un cantero cercano, la Fiscalía explicó esta situación con la declaración de testigos que sostienen que el cuchillo le fue arrojado a los agresores por uno de los amigos de Nicolás, cuando estos se retiraban del lugar luego de herir a su víctima. Según los relatos de los testigos no hubo modo de que el imputado y el menor supieran que los tres jóvenes que llegaban se habían armado. Por el contrario Nico y sus amigos sí estaban al tanto de que el adolescente y su hermano estaban armados para enfrentarlos, además ya les habían proferido amenazas de muerte.
Révori también señaló que varios tramos de la declaración de Payalef y del menor que estaba con él, son contradictorios y dan cuenta de una «memoria selectiva», y al cerrar su alegato sostuvo que «podemos comprender, pero de ningún modo justificar el accionar del acusado».
El defensor insistió en que su pupilo actuó en defensa de su hermano al verlo en una situación de peligro inminente y por eso debe ser absuelto.