“Los médicos me revisaron antes de salir y harán lo propio cuando termine esta travesía. Realmente me siento muy bien, disfruto la vida y la vivo a pleno. No tengo calambres y cada día tengo más ganas de seguir pedaleando, Dios me ha bendecido para seguir luchando por todos aquellos que sufren la enfermedad”, reflejó Omar Rojas (57) al pasar por El Bolsón y superar los 2800 km de recorrido.
Sus ojos se llenan de lágrimas cuando recuerda a Susana, la esposa fallecida hace cinco años. Con su nombre bautizó su bicicleta y asegura que conversa con ella muchas horas del largo periplo hacia el sur, siguiendo la ruta nacional 40. “Cada vez que salgo a rodar, es ella mi guía y la que me va dando las fuerzas necesarias para seguir, es un ángel que me lleva por los caminos y la llevo en mi corazón”, confiesa. Rememoró que “estuve con ella en el hospital luego de que perdió la vista y una pierna. La acompañé hasta su último aliento y le prometí que me iba a recuperar del Parkinson”.
Luego de descansar un día en El Bolsón, el deportista sanjuanino este viernes tiene planificado pedalear 180 km hasta Esquel. Detalló que “salí el 20 de septiembre de Jujuy y pienso estar llegando a Tierra del Fuego alrededor del 20 de noviembre”, completando 5.737 km.
“Vengo concientizando sobre la enfermedad de Parkinson en la Argentina –agregó-, porque hay muchos habitantes que la padecen y están abandonados o aislados. En mi recorrido, la gente me pregunta acerca de mi recuperación y mi respuesta siempre apunta a tener una mejor calidad de vida”, precisó.
“La mayoría no tiene conocimiento de esta patología, tampoco hay especialistas ni medicación. También falta congregar a quienes la padecen para que hagan talleres y una institución que los represente en cada provincia. Por otra parte, estoy luchando para que aprueben una ley que está cajoneada en el Congreso de la Nación”,
Insistió con que “faltan profesionales, en todo el país hay solo 10 especialistas en Parkinson, ocho radicados en Buenos Aires y otros dos en San Juan. En mi caso, como no tiene cura, sigo llevando la enfermedad aún cuando me he podido recuperar en un 80%. Me ayudó mucho la práctica de la bicicleta, aunque también puede servir el atletismo o la natación”.
En referencia a su viaje, Rojas reveló que “en cada pueblo siempre aparecen vecinos solidarios dispuestos a dar una mano. A través de la red Parkinson Argentina, Andrea Cuellar se encarga de coordinar la logística con los lugares de alojamiento y comidas. Igual, la gente me abre la puerta de su hogar, especialmente los gendarmes y los policías que voy encontrando en el camino, que me ayudan con el traslado del equipaje”.
Con todo, reconoce que en la región patagónica “se complica el promedio de kilómetros por día, debido a los vientos y a las lluvias. No soy un ciclista profesional, pero venía desarrollando hasta 215 km diarios, pero desde Bariloche hacia el sur seguramente va a mermar.
De igual modo, valoró que “al llegar a El Bolsón, como se me rompió la traba de la zapatilla, los muchachos de la bicicletería ‘Totem’ hicieron los arreglos gratis y encima me regalaron una casaca. También me recibió la doctora Mariana, quién me atendió y me invitó a cenar. Igual que el hostel ‘Ankatú’, donde me quedé a dormir”.
Segunda travesía
La enfermedad de Parkinson es un tipo de trastorno del movimiento. Ocurre cuando las células nerviosas (neuronas) no producen suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. Algunos casos son genéticos, pero la mayoría no parece darse entre miembros de una misma familia.
Según Omar Rojas, “tanto en la vida como en el ciclismo, los cambios cumplen la misma misión: ayudarnos a avanzar”. Reflejó que su primera travesía para concientizar sobre la problemática “fue desde San Juan hasta Junín de los Andes (Neuquén). Fueron 1250 km en bicicleta, solo con una mochila, y quedé con ganas de seguir. Me entrené durante cuatro meses y me largue en este recorrido de punta a punta del país”. Con todo, esta vez el viaje tuvo una parada en la ciudad de Neuquén, donde aprovechó para visitar a sus hijos y nietos.