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Pobladores de El Manso Inferior reclaman atención de Vialidad rionegrina para no quedar aislados

Hace unos días, fue un micro con pasajeros que quedó varado en medio de la correntada por el desborde del río Foyel que cortó la ruta 83. Hasta la mañana del viernes, un tramo de barro seguía impidiendo el paso de vehículos menores, imposibilitando incluso que estudiantes y docentes puedan llegar hasta la escuela 92 o que la ambulancia pueda salir con alguna urgencia hasta el hospital de El Bolsón.
“Es una historia que se repite todos los años, aunque El Manso aumentó mucho su complejidad y son situaciones que se agravan”, graficó el médico James Leckie, al frente de un grupo de vecinos que se reunieron para reclamar en una jornada con nevadas y lluvias.
Sumó que “desde el punto de vista sanitario, todos los días tengo que salir para atender a la gente de El Manso Medio, de Río Villegas, esperando que el camino no se corte. La ambulancia no puede andar y tampoco puede funcionar la escuela, el río corta el camino y quedamos cuatro o cinco días aislados”.
Cabe recordar que el gobierno de Río Negro construyó un nuevo puente en un sector donde el agua vuelca naturalmente hacia el cauce del río Manso, pero “se forma una gran laguna y los alrededores están tapados por tierra, mosquetas y montones de malezas y sauces, que generan un estancamiento y evitan el escurrimiento”, explicó el vocero.
Con todo, reconoció que Vialidad “está trabajando mucho más de lo que venía sucediendo años atrás, pero las máquinas no llegan hasta el paraje El Manso Inferior y nadie sabe por qué. Pareciera que desde el puente Verde hasta el límite con Chile no existiera la ruta”.
Leckie agregó que “a lo largo del camino nos encontramos con puentes precarios de madera, construidos hace 60 años por los mismos pobladores, que se están destruyendo y es fundamental repararlos”.
La ruta provincial 83 abarca 43 kilómetros desde su intersección con la ruta nacional (a la altura de Río Villegas) y vincula todo el valle de El Manso hasta la frontera, constituyendo además un corredor turístico de singular belleza paisajística, con entrada permanente de las excursiones de rafting que afectan su transitabilidad.
Aún cuando hay una máquina vial permanente para su mantenimiento, por estos días su estado es pésimo y los residentes reclaman el concurso de los funcionarios responsables “para no volver a quedar aislados, ya que hay un nuevo temporal pronosticado para el fin de semana”.
“El camino se destruyó, por el barrial quedaron huellones luego de que los tractores sacaron el colectivo. Tiraron un poco de piedra, pero debido a la intensa lluvia no se pudo hacer un trabajo correcto”, remarcó el médico del lugar.
Sin clases
A su turno, la directora de la escuela 92, Adriana Lengel, señaló que “el lunes no pudimos dar inicio a las clases debido a que el camino no estaba en condiciones, el transporte no pudo pasar ni tampoco los niños y las docentes, y menos el camión que traía la mercadería para abastecernos”.
Reflejó enseguida “recién el martes apareció una máquina, pero el trabajo que realizó no fue suficiente”.
Al establecimiento –ubicado a unos 10 kilómetros de la frontera con Chile-, asisten 40 estudiantes de nivel inicial y primario. “En realidad, todos los niños de nuestra escuela utilizan el transporte escolar. Como es una sola la ruta, viene desde arriba y van subiendo a lo largo del camino. Tenemos jornada completa, llegamos a las 9 y estamos hasta las 17. Además nos preocupa porque son chicos que reciben el desayuno, el almuerzo y la merienda. Hay familias que dependen de este sustento, tan necesario en época invernal”, graficó.
“Vivimos en un lugar donde llueve mucho, por lo tanto los niños no pueden llegar caminando, necesitan usar el transporte escolar. Y con esta situación de la ruta, no pueden correr el riesgo de pasar con ese arreglo provisorio. Es un riesgo innecesario”, remarcó.
Uno de los docentes agregó que “este sábado tengo turno con el mecánico para arreglar el tren delantero de mi auto, lo mismo sucede con la mayoría de los colegas que deben hacer esta ruta todo los días. Parecemos los parientes pobres de los rionegrinos, ya que la máquina jamás llega hasta El Manso Inferior. A ello hay que agregar que muchas veces tenemos que poner cadenas por la nieve. Los arreglos que han hecho son muy provisorios”.
Con todo, pasado el mediodía, la llegada de una cuadrilla de Vialidad de Río Negro trajo esperanza a los pobladores de una reparación (al menos parcial) para sacar del aislamiento a más de 60 familias que viven en el paraje.