Ante un jurado popular, inicio un nuevo juicio por jurados, la Fiscalía de Lago Puelo, representada en este caso por el Fiscal General, Carlos Díaz Mayer, intentará probar que el profesional aprovechó la situación de confianza y una maniobra física para inmovilizar a la víctima e impedirle que se defienda mientras abusaba de ella. La defensa niega los hechos y asegura que la denuncia es falsa. Luego de los alegatos comenzó la producción de la prueba.
Un jurado popular tendrá la responsabilidad de juzgar un caso que involucra a un médico que, de acuerdo a la acusación fiscal, abusando de su autoridad profesional, avanzó sobre la integridad sexual de una paciente.
El hecho ocurrió la mañana del 13 de julio de 2018, en un consultorio donde una mujer acudió al médico para tratar una dolencia física, sin imaginar que terminaría siendo víctima de un ataque.
De la consulta médica a la pesadilla
Según la teoría del caso expuesta por la Fiscalía, todo comenzó con una necesidad médica real. La paciente había sufrido un desgarro en un gemelo y acudió al profesional para realizarse una ecografía. Tras una primera revisión, Fabián Esteban Díaz le indicó regresar al día siguiente para realizar un tratamiento de drenaje linfático utilizando unas botas especiales y ventosas, presentándose no solo como ecografista, sino también como especialista en flebología.
La acusación sostiene que, una vez dentro del consultorio, el imputado desvió el propósito médico de la cita. Mientras la paciente se encontraba recostada boca abajo en la camilla para recibir el supuesto tratamiento en sus piernas, el médico habría comenzado a realizar tocamientos inapropiados que excedían cualquier práctica profesional.
El punto central de la acusación fiscal reside en la violencia física y la indefensión total de la víctima. Se intentará probar que, de manera sorpresiva, el médico le quitó la ropa y utilizó su propio cuerpo para inmovilizarla. La víctima quedó prácticamente «maniatada», sin posibilidad de levantarse, correrse o defenderse del abuso que siguió a continuación.
«Acá nos conocemos todos»
Uno de los momentos más tensos relatados en la apertura del caso es la amenaza que habría proferido el médico para garantizar su impunidad. Según la denuncia, mientras la víctima intentaba en vano zafarse de la presión física, el imputado le advirtió: “Te quedás quietita y calladita la boca, que acá nos conocemos todos, no se te ocurra hacer quilombo”.
Las pruebas: estrés postraumático y un patrón de conducta
Para derribar la postura de la defensa —que sostiene que el hecho no existió—, la Fiscalía presentará pericias psicológicas clave, que entre otros aspectos, dan cuenta de síntomas de estrés agudo compatibles con la vivencia de un hecho traumático, estado que persiste hasta la actualidad.
El Ministerio Público Fiscal encuadra el caso dentro de la violencia de género, argumentando que existió una relación desigual de poder. El acusado no solo usó su fuerza física, sino su rol de médico y la privacidad del consultorio para vulnerar a una paciente que estaba allí buscando ayuda para su salud.
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