El juez Martín O’ Connor encontró responsable al imputado, en un juicio realizado recientemente por hechos de abuso sexual simple, que tuvieron por víctima a una niña, familiar del acusado. El caso fue llevado a juicio por la fiscal María Bottini y la defensa estuvo a cargo de Marcos Ponce.
No se brindan datos de identidad de la víctima para la preservación de su identidad, ni del autor por pertenecer a su círculo familiar, lo que también expondría a la niña.
La discusión sobre la pena a imponer se realizará próximamente en una nueva audiencia. El fallo declara al imputado autor penalmente responsable del delito de abuso sexual simple (sin acceso carnal), en la modalidad de delito continuado por los hechos ocurridos entre 2012 y 2013. El magistrado concluyó que la tesis de la Fiscalía se corroboró luego de producirse toda la prueba en el debate, en tanto que rebatió los cuestionamientos esgrimidos por la defensa.
Hechos con un único testigo
Ponce había cuestionado la posibilidad de dictar una sentencia condenatoria en base a un solo testimonio que, en el caso, es justamente el de la niña víctima. O’ Connor entendió que si se siguiera esta lógica, delitos que para la cultura occidental constituyen crímenes graves no tendrían (en la gran mayoría de los casos) ninguna consecuencia penal para su autor. Esta postura atentaría contra los compromisos asumidos por la Argentina en relación a la Convención de los Derechos del Niño y la Convención de Belén do Pará. Al firmar esta última el Estado se comprometió a castigar a los autores de esos hechos, compromiso que sería deshonrado de no ser posible el dictado de una condena en casos de abuso sexual con un testimonio único.
Se puede condenar
El juez concluyó descartando este primer argumento defensista y sosteniendo que puede dictarse una condena, aun cuando se cuente con un único testimonio de un menor víctima, siempre y cuando se tomen en consideración algunos aspectos. El magistrado halló respuesta a esta situación en la psicología con un método que ha contribuido a sistematizar los puntos en común que tienen los niños en sus etapas evolutivas. Con su aplicación se puede examinar científicamente los testimonios de los menores que denuncian abusos sexuales y a determinar el grado de fiabilidad que estos tienen. Existen técnicas de abordaje y criterios de credibilidad.
“No es cierto que el niño no mienta, pero sí es cierto que el niño (sobre todo antes de su adolescencia) tiene menos recursos que un adulto para ocultar su mentira. También sus fantasías son menos creíbles…”, precisó O’ Connor.