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El hostigamiento escolar, una realidad que es posible prevenir

El Ministerio de Educación propicia que las escuelas incorporen la temática en sus proyectos educativos, para prevenir situaciones que atentan contra el buen clima institucional
El acoso u hostigamiento escolar (denominado también bullying) es una de las formas de violencia más usuales que se observa en las escuelas, que se manifiesta a través del maltrato psicológico, verbal o físico.
El hostigamiento escolar implica un acto que se realiza de manera intencional y sostenida en el tiempo , para dañar a otro. Con ese maltrato permanente, el agresor busca hacerse “fuerte” ante los ojos de los demás.
La intervención temprana, desde las instituciones educativas, es fundamental para prevenir este tipo de situaciones. El tema debe ser debatido y abordado en las escuelas por todos los actores de la comunidad educativa. En tal sentido, son numerosos los establecimientos que, advirtiendo la importancia que presenta, incorporaron el tema a su proyecto educativo institucional (PEI).
La familia, en el hogar, y los docentes, en la escuela, deben estar atentos al comportamiento del niño/joven pues hay indicadores comunes que se observan en las víctimas del hostigamiento, que dan claras señales de que algo sucede y, por lo tanto, es necesario intervenir.
Entre esas señales está el repentino y frecuente ausentismo a la escuela, descenso en el rendimiento escolar, aislamiento social, nerviosismo durante la participación en clase, apatía, abatimiento, tristeza o signos de golpes, por citar algunos ejemplos.
Asistencia del SEPEP
La Dirección General de Servicio de Psicología Educacional y Psicopedagogía, del Ministerio de Educación de la provincia, cuenta con un amplio plantel de profesionales que está a disposición de los establecimientos educativos para atender esto tipo de situaciones y brindar asistencia a alumnos, familias y docentes.
Los equipos directivos de las escuelas, al mismo tiempo, pueden llevar adelante distintas acciones para prevenir que situaciones de hostigamiento tengan lugar y así fomentar el buen clima institucional.
Para ello es de gran ayuda la elaboración de los códigos de convivencia, en los que deben tener activa participación los estudiantes. También, fomentar acciones de colaboración mutua y reforzar las conductas positivas. Diseñar y llevar adelante estrategias de mediación y resolución de conflictos entre pares, ayuda a conseguir un clima de tolerancia.
Es fundamental que los directivos y los docentes reprueben cualquier conducta agresiva, ya sea física o verbal. Trabajar sobre los valores como igualdad de derechos, respeto, solidaridad y fortalecer la presencia y el cuidado de los adultos hacia los estudiantes.
Las escuelas, además, pueden diseñar un sistema anónimo para que, en caso de necesitarlo, los alumnos reporten situaciones de acoso; además, los equipos directivos deben bregar por consolidar la relación familia-escuela para abordar juntos esta problemática.
El hostigamiento escolar es un abuso de poder que exterioriza un sujeto, el agresor, que se considera más fuerte, por fortaleza real o percibida subjetivamente, hacia otro, la víctima, que es ridiculizado, menospreciado, extorsionado y hasta golpeado, por citar algunas de las numerosas y posibles modalidades de acoso.
Un niño o adolescente víctima de acoso escolar queda expuesto, física y emocionalmente, ante el agresor y por la reiteración de esas situaciones, siente miedo. Para evadirlo, deja de ir a la escuela, además de sentirse triste, mantenerse callado y mostrarse evasivo ante las preguntas que puedan hacerle los adultos.
El Ministerio de Educación, a través de los especialistas del SEPEP, trabaja con dispositivos propios para trabajar la temática y tiene en marcha para los docentes la producción de material orientativo, que se sumará al que ya existe y puede ser consultado en las bibliotecas pedagógicas.