(Fuente El Cordillerano)
El juez Bernardo Campana declaró responsable a Gerónimo Ricardo Gonzaga por el delito de abuso sexual simple -dos hechos- y lo condenó a la pena de dos años de prisión efectiva, además de inhabilitarlo de forma perpetua para el ejercicio de la abogacía (aunque podrá volver a ejercer si cumple ciertas pautas).
Gonzaga, de 62 años, se domicilia actualmente en El Hoyo y ejercía la abogacía fundamentalmente en casos penales, en Bariloche y la región, aunque también había trabajado en otras jurisdicciones.
Para el juez Campana, no quedaron dudas sobre la acusación que presentó el fiscal Martín Govetto, que le atribuyó una serie de hechos ocurridos en el año 2018, cuando se propasó con una clienta que asistía a su estudio buscando asesoramiento legal en materia laboral. De tal manera, como ya registraba una condena previa por extorsión en la provincia de Chubut, en caso de que el fallo quede firme deberá cumplir la condena en prisión, de manera efectiva.
Según la atribución delictiva de Govetto, Gonzaga se aprovechó de la situación de vulnerabilidad de una mujer embarazada que acudió a su estudio buscando asesoramiento en materia laboral, pues enfrentaba un conflicto derivado de una situación de hostigamiento.
En esas circunstancias, ejerciendo su profesión de abogado, Gonzaga se refirió a la panza de embarazada de la mujer y desarrolló una serie de acciones plenamente abusivas, trabando las puertas de la oficina para que la mujer no pudiera salir.
Tras manosearla e intentar besarla, Gonzaga abandonó la agresión ante la resistencia de la mujer y la dejó retirarse del despacho diciéndole que le estaba haciendo una broma. Días después, cuando la mujer acudió al estudio del abogado a retirar la documentación que había dejado, nuevamente Gonzaga ejerció violencia sexual sobre ella.
La mujer inició un proceso de profunda angustia y silencio en el que sus principales características y comportamientos se alteraron. No pudo contar lo sucedido en el momento, no pudo procesar toda la situación y ello la introdujo en un escenario oscuro que puso en peligro su propio matrimonio y los vínculos afectivos más cercanos.
Mucho tiempo después, la mujer acudió a otro abogado para retomar el reclamo laboral que había intentado abordar con Gonzaga. Darío Barroero, fue el primero en escuchar de boca de la víctima lo que había ocurrido y logró brindarle la asistencia y contención que permitieron radicar la denuncia, afianzar la investigación y culminar con una sentencia de condena.
Gonzaga contó con una férrea asistencia defensiva con el abogado Hugo Cancino, pero para el juez Campana, no quedaron dudas de lo denunciado por la víctima, más allá de tratarse de un hecho ocurrido en la intimidad y mucho tiempo antes de ser denunciado.