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Del adelantado Juan Fernández a los pioneros chilenos, la historia como recurso turístico en Lago Puelo

Por estos días, la Dirección de Turismo puso en valor el Sendero de los Antiguos Pobladores, un espacio de un kilómetro ubicado en Villa del Lago que invita a visitantes y lugareños a conocer la historia de las familias colonas, su procedencia, vivencias y el uso que le han dado al territorio.

A través del recorrido, aparecen carteles ilustrativos de las diversas postas, conforme un proyecto de investigación a cargo del profesor Marcelo Giusiano, que se extiende entre los callejones El Cóndor y Cauken, prácticamente en el límite del Parque Nacional Lago Puelo. Cada parada incluye fotos, una reseña del lugar para interpretar lo que se muestra y un código QR que direcciona a la página web oficial de Turismo Lago Puelo, donde se encuentran imágenes y extractos de entrevistas para ampliar la información.

Este sendero forma parte de la oferta cultural y turística de la localidad y fue declarado como Patrimonio Histórico, Cultural y Natural por Ordenanza Municipal Nº 49/18.

La directora de Turismo de Lago Puelo, Aylén Cocha, indicó hoy que “la gente ya puede disfrutar de este nuevo sendero. Durante el otoño, tiene el encanto especial de poder caminar entre las hojas y con un paisaje de ensueño. Es muy lindo, porque además hay señal de teléfono y se pueden mandar al instante unas fotos impresionantes. Solo pedimos a los vecinos y visitantes que cuiden el lugar, no dejen huellas y vuelvan con sus residuos”.

A su turno, Marcelo Giusiano precisó que “también vivo en Villa del Lago y los vecinos utilizaban este sector como un paseo pintoresco, para ir hasta el lago o para subir el cerro Currumahuida. Entonces, surgió la idea de la ordenanza para evitar su ensanchamiento o su desaparición”.

En detalle, “se trata del espacio que habitaron aquellos pobladores a principios del siglo XX, como las familias Muñoz y Rubilar, que en su momento fueron desalojados del Parque Nacional y se ubicaron aquí para llevar adelante una forma de producción y de subsistencia como lo hacían mayormente aquellos primeros contingentes de inmigrantes llegados desde Chile”.

“Por aquí también estaba Estefan Zaniuk, de origen ucraniano, quien hacía una explotación de papas; y la sociedad  Vega/Olmos, donde aparece el primer lupular de la Comarca Andina. Asimismo, vivió un artista plástico austriaco, quien buscaba estos escenarios naturales para pintar. Fueron ellos quienes plantaron los árboles que hoy son centenarios y también trajeron las primeras frutas finas a la zona”, graficó.

Descubrimiento

Lago Puelo fue descubierto por el conquistador español Juan Fernández en 1621, quien navegó desde la Isla de Chiloé hasta la desembocadura del río Puelo, en el seno de Reloncaví, y luego lo remontó buscando la mítica “Ciudad de los Césares”, donde se suponía que vivían rodeados de enormes riquezas los sobrevivientes de la expedición del almirante Pedro Sarmiento de Gamboa.

En su derrotero, aquel adelantado español no encontró oro ni nada fabuloso, pero quedó en la historia como el primer blanco que se contactó con los aborígenes poya, quienes dominaban estos territorios. En su tozudez, Juan Fernández y sus escasos soldados dieron finalmente con el lago Puelo (que toma la etimología de “agua del este”), del que dieron cuenta en los relatos “por su incomparable belleza, su flora y su fauna circundante”, pero de “Trapalanda” ni noticias. Recién entonces se dio por vencido y decidió retornar a Castro.

Recién 263 años después apareció a caballo por Lago Puelo otro blanco: Pedro “Motoco” Cárdenas, proveniente de Río Bueno, provincia de Osorno (Chile), un personaje que vivió una vida novelesca y fue el primero en instalarse en lo que llamó “Valle Nuevo”, creyendo haber hallado un abrigado rincón ganadero en los confines de su patria. Tendría que pasar una década (hasta 1902) para que se enterara que estaba en suelo argentino.

Acerca de semejante potencial histórico y turístico, el profesor Marcelo Giusiano sumó “los sitios que hacen al pasado más remoto de la localidad, como las paredes de arte rupestre que ya han sido investigadas por las arqueólogas del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, de la UBA y de Parques Nacionales, estimando que tienen más de mil años. Forman parte del estilo más tardío del arte rupestre en Patagonia, con un corredor de grecas que se extiende desde Villa Traful hasta el Parque Nacional Los Alerces, donde aparecen aleros de más de ocho mil años, como en El Manso. También hay pinturas muy interesantes en El Hoyo, Epuyén y Cerro Pintado, en Cholila”.

“La idea es poner en valor todas las esculturas y puntos de referencia sobre estos hechos que existen en Lago Puelo, tanto para que los conozcan los vecinos como para mostrarlos al turismo, creando nuevos circuitos de interés general”, concluyó.