Pero ni durante esa noche tan terrible, ni en todo lo que sobrevino después, dudamos de una cosa: debíamos (y debemos) estar unidos y unidas.
La solidaridad que mostraron los vecinos y vecinas con sus pares, los y las ciudadanas de todo el país que nos hicieron llegar sus donaciones, cada cooperativa, cada trabajador y trabajadora municipal que tendió su mano, fue la demostración de que la salida es con organización colectiva.
Con el apoyo del Estado Nacional y Provincial pudimos dar una rápida respuesta a las urgencias, especialmente a la necesidad de vivienda de las familias que perdieron sus hogares con el fuego.
Ahora podemos enfocarnos en las políticas de planificación estratégica que nos permitan estar un paso adelante, prevenir o estar mejor preparados ante eventuales catástrofes de este tipo.
La instalación que estamos poniendo en marcha en puntos claves de la localidad, de los seis tanques australianos de 150 mil litros aportados por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación para tener reservorios de agua en casos de incendio, es ejemplo de ello.
También lo es el nuevo Mirador que inauguramos hoy, un símbolo de nuestro pueblo poniéndose nuevamente de pie.
Tenemos mucho trabajo por delante, los y las invito a que sigamos construyendo este camino. Entre todos y todas.