Junto a Héctor Iturrioz y Gustavo Núñez, además de una decena de colaboradores, conformaron el equipo que durante dos años investigó la causa “Revelación”. Marcos Nápoli tiene 43 años. Se recibió de abogado en el año 2002, en la Universidad Nacional de La Plata. Empezó a trabajar en la justicia del Chubut en 2005, previo hacerlo de forma particular en la ciudad de las diagonales. Llegó a Chubut y primero fue defensor de menores y luego, durante ocho años, defensor general. Desde el año 2014 es fiscal general.
Tras la aparición del llamado “sobre bomba” en la Legislatura del Chubut, a principios del año 2018, el Procurador General Jorge Miquelarena abrió el juego a todos los fiscales de la provincia para saber quiénes estaban dispuestos a tomar estos casos. “Los delitos contra la Administración Pública, son los que más temor causan en los profesionales. Requieren necesariamente de personas que valoren poco el impacto que pueden tener en su vida personal. Yo lo vi como una oportunidad de crecer profesionalmente, a sabiendas de los avatares que trae meterse con políticos o con personas que tienen en su poder mecanismos de presión y de poder”, dijo Nápoli acerca de su decisión personal de involucrarse en la investigación de la causa “Revelación”.
Las expresiones las realizó en una publicación que realizó el Ministerio Público Fiscal del Chubut relacionada con los casos de corrupción en la administración pública. La mayoría de las causas ya tienen culpables y condenas. Otras están en etapa de juicio oral y público.
¿Cuándo se dio cuenta que la causa “Revelación” era otro caso “fuerte”?
Cuando tuve una entrevista con un empresario. Ya había sido detenido Diego Correa y se había generado una psicosis general. Sabían que estaba presa la persona a la que le habían dado plata. Y que más temprano que tarde iban a saltar sus nombres. Entonces un día vino un empresario, se sinceró y me contó todo. A partir de ahí empezamos a citar a otros empresarios.
¿Así que tuvo un arrepentido?
No lo llamaría arrepentido. Sino que fue sincero, sin especular con las consecuencias. Después vimos las planillas donde aparecieron los cheques. Todos eran de empresas de la obra pública. Ahí empezamos a pensar y unimos: acá la plata que entra para sobresueldos viene de la obra pública. Entonces como había muchos cheques reiterativos, lo que hicimos fue hacer allanamientos sobre esas empresas para verificar si encontrábamos libros donde se descargaban los números de los cheques. Se allanaron empresas en las cuatro ciudades más importantes de la Provincia y las más grandes de la obra pública. Eran empresarios que toda la vida habían hecho esto. Entonces, aumentó la psicosis a punto tal que ellos se empezaron a reunir en la Cámara de la Construcción de Comodoro. Vimos que íbamos por el buen camino y eso motivó que esta primera persona venga a hablar conmigo y me contara estas cosas. Y además me nombrara a otros que estaban en la misma situación. Los empezamos a citar y los primeros que vinieron a declarar como testigos nos decían: “nosotros éramos víctimas de Correa y compañía, y de Cisterna en su momento, porque estábamos quebrados financieramente- Estos tipos nos retrasaban los pagos que nos correspondían y cuando nosotros íbamos a mendigar que nos pagaran los certificados de obra, nos pedían coima”.
¿El miedo de ellos era pasar una noche entre rejas?
Y sí. Venían y decían: “yo voy a decir cómo era”
¿Cuál va a ser mayor la condena de la Justicia ó la condena de la sociedad?
Siempre es más fuerte la condena social que la condena del Estado. Siempre buscamos garantizar que los funcionarios no vuelvan a ejercer cargos públicos. La pena de prisión es temporal porque el tiempo es lineal y pasa. Que no vuelvan a estar en el Estado, para mí es una satisfacción enorme. Además la condena social en comunidades chicas es estigmatizan te, sin dudas. Acá hay exfuncionarios que no pueden salir a la calle.
¿Hay un Nápoli antes y un Nápoli después de la causa “Revelación”?
Se descubre todo un mundo del cual hasta era medianamente ingenuo. Uno decía que había corrupción, pero nunca pensé que estaba tan enquistada, que estaba tan aceitada, que estaba tan culturalmente metida tan en las del Estado y de los contratantes con el Estado. Es más, es tal el punto que me generó sorpresa que uno llega a naturalizar ciertos comportamientos. Uno habla con ellos, con los empresarios, con las personas que ha imputado, con sus abogados y muchos dicen: “esto lo venimos haciendo hace un montón de tiempo”. No se motivan en la norma jurídica, para ellos estaba bien lo que estaban haciendo.
¿Lo que se hizo es en vano, o que algo va a dejar?
No es en vano. Creo que no sólo son fructíferas las investigaciones en sí, en términos penales netamente. También en términos sociales. Porque lo que hay que mostrar es cómo es. Lo que yo descubrí internamente lo tiene que descubrir todo ciudadano. Todos tienen que ver cómo se maneja el empresario, el funcionario, qué cosas hacía exactamente. Para estar prevenidos, para saber quién es quién. Para saber cómo funciona, para que esto sea de algún modo garantía para que eso no se reitere.
¿Siempre tuvo apoyo?
Sí, siempre. Miquelarena no me obligó a hacer esto, siempre lo rescato. Miquelarena nos contuvo todo el tiempo. Uno lo llama, te atiende el teléfono, te dice “quedate tranquilo”. Nunca me dijo “contra este tipo no, contra este tipo sí”. Y con ese apoyo se trabaja tranquilo. Nosotros somos conscientes que con cada cosita que le erremos, sabemos que se te viene la denuncia atrás. Es todo un tema y por eso es importante el apoyo del Procurador.
-Acompaña fotografía:
Los tres fiscales que trabajaron en el caso revelación, fueron Gustavo Nuñez, Marcos Napoli y Héctor Iturrioz.